Sin embargo, cuando junta los retales de nuevo, para formarse de vuelta sin tickets de por medio, no encajan las piezas como antes. Y es que, los regresos son peores que las despedidas: se pierde la distancia, la medida, la costumbre. La sensación de que ha cambiado y ahora es ella quien sostiene al mundo.
A veces, durante el trayecto, se pregunta si sale con los bolsillos mas llenos tras cada apuesta. Y la equivocacion se repite mientras mantienes la duda equivocada. Es dificil, pero el reloj bombea por arterias conocidas, a ritmo constante, las mismas letras. Y es comodo recorrer senderos cortos, frecuentados por palabras faciles.
Ahora ya, sin ser tangente al punto referido, y usando conclusiones aqui expuestas, reivindica el valor de viajar a paises y lugares sensibles. A Marte, sale muy caro.
-cierre y cambio de órbita-